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By Mary Beard

“Este libro –nos cube Mary Beard, los angeles más grande figura genuine de los estudios clásicos- es un viaje guiado por el mundo clásico, desde el palacio prehistórico de Knossos, en Creta, hasta el imaginario poblado de Astérix, en las Galias”. En él nos habla de personajes famosos, como Alejandro el Magno o Nerón, pero también de l. a. gente común, de los esclavos, los soldados o los millones de ciudadanos del Imperio que vivían bajo un régimen de ocupación militar. Este libro recupera sus vidas y costumbres; pero su objeto imperative es el de enseñarnos a disfrutar de los angeles riqueza que representa l. a. herencia de los clásicos, donde hay mucho que sigue siendo vivo y palpitante. Un campo del saber que no es sólo tradición, sino también aventura e innovación, donde queda mucho por descubrir y debatir acerca de los más diversos temas: de cuán importante fue realmente Cleopatra, de si Calígula no fue más que un chalado o de cómo se las arreglaron los romanos para adquirir tantos esclavos. “Si los romanos hubieran podido contar en su tiempo con Mary Beard –ha dicho un crítico-  conservarían todavía el Imperio”. 

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Muchos autores modernos han seguido su ejemplo. A. B. Bosworth, por ejemplo, otro decano entre los historiadores de Alejandro, resumió sombríamente los angeles vida de Alejandro: �Pasó gran parte de su vida matando y ordenando muertes; posiblemente, matar period lo que mejor hacía». Y yo misma, más displicentemente, lo describí en cierta ocasión como �un matón juvenil borracho», a quien cuesta imaginar como símbolo nacional de un país moderno. Tanto Freeman como Pierre Briant, en su Alejandro Magno, tachan estas críticas de juicios de valor anacrónicos: l. a. opinión de Bosworth es �un juicio que concuerda con nuestros valores actuales, pero no con l. a. época de Alejandro», observa Briant; y mi comentario resulta �demasiado simplista», apunta Freeman. �Era un hombre de su tiempo, un tiempo violento; ni mejor ni peor que César o Aníbal. » Por regla normal, claro, los historiadores se acusan entre ellos de realizar juicios de valor anacrónicos únicamente cuando sus opiniones difieren, pero en este caso, como ya hemos visto, esto no es en absoluto anacrónico. Ya en los tiempos de César, algunos romanos veían en Alejandro poco más que a un pirata a gran escala. los angeles pregunta de hasta qué punto podemos admirar a Alejandro está estrechamente relacionada con los angeles de cuáles eran sus verdaderas intenciones. Si nos incomodan sus métodos, �qué hay de sus objetivos? Otra vez nos encontramos con puntos de vista divergentes. los angeles vieja thought, que encaja a l. a. perfección con algunos de los lemas del imperialismo británico del siglo XIX, period que Alejandro tenía una �misión civilizadora», un noble proyecto para llevar los grandes ideales de l. a. cultura helénica al ignorante Oriente. De hecho, esto no se aleja mucho del tema valuable de Alejandro Magno, l. a. desastrosa película que Oliver Stone rodó en 2004 (cuyo asesor histórico fue el historiador Robin Lane Fox, quien, llamativamente, también sirvió de additional en los angeles carga de l. a. caballería); el Alejandro de Stone period un visionario soñador con una sexualidad problemática, pero un visionario al fin y al cabo. Otros también han percibido todo tipo de problemas psicológicos. Hay una corriente académica que hace énfasis en sus insaciables �ansias» o �deseos» (o pothos, para usar el término griego de Arriano, senador romano de extracción griega, que escribió l. a. Anábasis de Alejandro Magno, en los angeles segunda mitad del siglo II a. C. ). Otra corriente sugiere una identificación más literaria con los héroes de l. a. Ilíada de Homero. Según esta teoría, Alejandro se ve a sí mismo como el nuevo Aquiles, al lado de su amigo Hefestión, quien sería el nuevo Patroclo, repitiendo l. a. guerra de Troya (en cierta ocasión llegó a reproducir l. a. escena de l. a. Ilíada en l. a. que Aquiles arrastra el cuerpo de Héctor con un carro alrededor de las murallas de Troya, aunque en el caso de Alejandro los angeles víctima estaba viva, al menos al principio). Una opinión más realista es que Alejandro empezó como un mero seguidor de su padre, quien al morir ya había emprendido una serie de operaciones militares en Asia Menor; a Alejandro el éxito se le subió a los angeles cabeza y no supo cuándo parar.

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